Las Carboneras y Chinamada son dos núcleos poblaciones enclavados en el Macizo de Anaga, en Tenerife. Pertenecen al municipio de La Laguna y vale la pena visitarlos, más por sus paisajes que por los propios núcleos en sí. Para llegar hasta allí tienes dos posibles vías, desde La Laguna o desde Santa Cruz.
Cuando llegas al Centro de Visitantes de La Cruz del Carmen puedes preguntar si tienes dudas del objetivo. Allí te las aclaran, te aconsejan e incluso, si tienes suerte, de darán un mapa. La entrada a Las Carboneras está a 5 minutos en coche desde el Centro de Visitantes de La Cruz del Carmen. Llegas a un pueblo con algunos restaurantes de comida típica y aparcas donde puedas.
Si solo te apetece dar un paseo puedes optar por recorrer la distancia entre los dos puntos por la misma carretera TF-145. Se hace en apenas media hora si no te paras. Suma algunos minutos si te vas recreando en el paisaje. Si por el contrario prefieres estirar un poco más las piernas, caminar por un sendero y hacer trekking propiamente dicho, puedes optar por una ruta que sale justo antes de la curva de entrada a Las Carboneras.
Esa ruta la haces en unas dos horas y puedes convertirla en circular. Cuando llegas a Chinamada tendrás como recompensa la maravillosa vista de la Punta del Hidalgo. La verás desde un fantástico mirador, el de Aguaide. Desde allí puedes disfrutar del espectáculo a vista de pájaro. En Chinamada hay una pequeña ermita, el restaurante Las Cuevas, con terraza, y una pequeña plaza con un escenario para las fiestas locales.
Mi hermana dice que no hay pateo sin vaso de vino y guachinche. En esta ocasión recalamos en Bar Restaurante Valentín donde, ya entrada la tarde y con una gazuza del 15, atacamos un plato de carne fiesta con papas fritas, un escaldón de gofio y una ensalada por 5 euros por cabeza.
Tanto en Las Carboneras como en Chinamada viven pocas personas. Se dedican al cultivo en terrazas, en bancales. En otoño e invierno están muy verdes y su producción, manual y sin poca maquinaria, se dedica a la viña y a la papa. Se trata de una escapada ideal para olvidarte de la ciudad, respirar aire fresco y dejar que se oxigene el cerebro. Da igual si caminas más o menos, la cuestión es que tus ojos y tu mente puedan cambiar de perspectiva.
Normalmente Anaga tiene un alto índice de humedad, incluso en verano. Siempre te lo encontrarás verde y frondoso pero si lo visitas tras días de lluvia, además, te encontrarás un sinfín de setas y hongos. Unos comestible y otros NON (como los pimientos de padrón…).
En todo el camino seguro que se encontrarán, en más de una ocasión, artilugio que, tipo grúa, sirven para subir materiales, alimentos y otros enseres, por los riscos escarpados.
Chinamada tiene una peculiaridad muy destacada. Tiene unas 30 casas cueva que se encuentran muy bien conservadas. Son viviendas excavadas en la roca que siguen sirviendo de refugio para los lugareños. Alguna, dicen, que de algún cantante famoso de la Punta del Hidalgo. Uno, que viste de blanco y , que canta en todas las fiestas el Ave María. Nos sorprende que en pleno Parque Natural hayan permitido la excavación de estos inmuebles en la roca pero parece que tienen un gran valor etnográfico y son de la época aborigen.
«…se trata de una escapada ideal para olvidarte de la ciudad, respirar aire fresco…»
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