Manila. ¿Sí o no? Y dentro de Manila ¿Makati o Malate?. Lo pregunté en muchas ocasiones a varios viajeros, traté de buscar el mejor de los consejos en los travel blogs pero nadie supo darme una respuesta contundente. No es fácil buscar recomendaciones ante un asunto tan subjetivo. Lo único que tenía claro en este viaje a Filipinas es que entraría y saldría por Manila. Optamos por permanecer algunos días en la capital y mis sensaciones, como diría un ex jefe mío, al fin y a la postre, fueron variadas y dispares.
Se trata de una ciudad superpoblada con casi 2 millones de personas. Lo notas desde que bajas del avión. Está ubicada dentro de la Isla de Luzón. Se divide por distritos claramente diferenciados pero hay dos especialmente conocidos por los turistas. Malate y Makati. Los dos son distintos pero los dos son interesantes, precisamente por eso, optamos por quedarnos… en los dos.
Al llegar al país nos decantamos por Malate por estar más cerca de los sitios turísticos que recomendaban todas las guías. Después de casi una hora en taxi desde el Aeropuerto Ninoy Aquino llegamos, no sin cierta dificultad, al Tambayan Hostel Capsules, un albergue céntrico que nos costó 1.400 pesos filipinos por cabeza en habitación compartida para 12.
La primera sensación cuando te mueves por el centro antiguo de Manila es la de haber llegado, claramente, al corazón del sudeste asiático. Cables de la luz al aire, mucha gente en la calle, bullicio, inseguridad y ese olor característico de los lugares sin una correcta gestión de las aguas residuales. Lo bueno de la zona es que puedes ir andando a Intramuros, un paseo largo pero se lleva bien. Es la vieja ciudad, donde quedan, dentro de las murallas, los vestigios más evidentes de la antigua colonia española. La huella en general es muy clara y no solo en el lenguaje sino también en la forma de cocinar y en la arquitectura.
Intramuros es de visita obligada si te gusta la historia. Aquí podrás entrar al Fuerte Santiago (75 PH el ticket), recorrer la antigua muralla y caminar por sus calles empedradas y llenas de humedad y verde musgo. Podrás andar sobre los últimos pasos de José Rizal, médico, escritor filipino y héroe nacional. Encontrarás su nombre por todas las esquinas. También en el Parque Rizal, una enorme zona verde que vale la pena recorrer. Allí te encontrarás los Jardines Japoneses, un pequeño parque interno al que se accede por un portón y que cuesta 10 PH. El Parque Rizal hace honor al famoso doctor que fue fusilado en la zona. Muy cerca estar el Río Pásig. Si lo cruzas, por un puente enorme, te encontrarás de bruces con uno de los barrios chinos más importantes de Asia. Visitar también la Plaza de Roma y las Ruinas de la Intendencia frente a la Plaza México. Vienen a enriquecer un poco más la visión histórica de la ciudad.
Recorrer toda Manila a pie es imposible. Por eso mi recomendación es prestar un poco de atención para quedarse con la copla de los Jeepneys. Es el transporte público por excelencia en casi todo el país pero su funcionamiento es tan peculiar que yo no me quedé con el rollo. Lo advierto. Pero viene siendo algo así como que te fijas en la zona a la que se dirige, y si te cuadra, se para y tienes la moneda justa para entregar al conductor, te aventuras y te metes dentro. Lo de «neys» dicen que es por lo cerca que están tus rodillas de las del otro pasajero. No digo más. Son antiguos jeeps que los norteamericanos dejaron tras la Segunda Guerra Mundial. Los puedes distinguir por su colorido, por sus mensajes alusivos a la religión, por el olor de su carburante y por el ruido constante y machacón de su motor. Cuesta acostumbrarse a tanto jaleo.
También hay metro y lo más socorrido para el turista: taxis. Ojo porque los hay de varios colores. Los blancos son más baratos que los amarillos. También funcionan las apps de transporte público tipo Uber. Cuidado porque la congestión del tráfico es tan brutal, que muchos de los conductores se negarán a poner el taxímetro (y parece que están en su derecho porque nos ocurrió muchas veces). Ojo en los taxis. Cerrar los seguros. Es muy normal que te abran la puerta para robar. También tienes guaguas un tanto desvencijadas en las que te puedes aventurar a llegar al lugar que deseas. Una guagua desde la Iglesia de Santa Cruz a la zona de Makati te costará 12 pesos filipinos. Un taxi de Makati al aeropuerto supondrá unos 500 PH.
Manila tiene, como si fuera Cuba, su malecón. Una apertura al mar con muchísima polución y vertidos que está plagada de gente y que congrega cada tarde a cientos de personas para ver el atardecer. La referencia será Roxas Boulevard. Todo esto está alrededor de Malate, donde al caer la noche sería mucho mejor estar prevenido y no meterse por callejones oscuros. La prudencia dependerá de cada uno pero yo solo muestro mi sensación. ¿Hay prostitución? Sí. ¿Sensación de inseguridad? Sí. Basta con abrir los ojos y ver una gran cantidad de indigentes que duermen al raso, de niños que mendigan y de gente con mirada un tanto ausente (dicen que es el país asiático con mayor número de drogadictos). Tiene un punto ciertamente sórdido que se muestra de forma explícita.
La población filipina es muy religiosa por eso te encontrarás muchísimas iglesias a tope. Da igual que sea domingo o que sea miércoles por la mañana. Los filipinos rezan a todas horas, creen a pies juntillas en Dios y practican de forma exacerbada. De entre todos los templos que visitamos, destacaría el de San Juan Bautista con su Nazareno Negro. Está en el distrito de Quiapo. Esa imagen es la más venerada de todo el país y dicen que su color negruzco viene del incendio que sufrió el barco que lo traía hasta la ciudad. Justo cuando salgas de la iglesia te encontrarás de bruces con un mercadillo, el de Quiapo. Allí se pueden encontrar todo tipo de reliquias, objetos religiosos y al mismo tiempo falsificaciones y baratijas. Entre las copias más famosas las de los documentos, títulos, permisos de conducir. Cuidado con las carteras y con los bolsos.
Otro de los puntos religiosos que seguro que visitarán es la Catedral de Manila, la de la Concepción. Bueno, realmente visitarán la octava versión del templo desde 1581 porque los continuos terremotos han hecho de este edificio una especie de Frankestein, hecho a base de distintos trozos a lo largo de las décadas.
¿La ciudad se presta para las compras?. Pues irremediablemente sí. En Manila está el tercer centro comercial más grande del mundo, el Mall of Asia. Pero no es el único. Hay 3.298 por cada metro cuadrado (momento exagerado del post made in Lidia). Con esto quiero decir que en cualquier rincón hay un centro comercial expuesto a los deseos del más ferviente consumidor.
Momento Makati. Es la zona más pija. Con edificios más modernos, donde residen todos los diplomáticos y por así decirlo, donde se muestra la cara más actual de una ciudad que no deja de ser una oda al subdesarrollo en todos los sentidos. ¿Qué recomendaría de Makati? Un paseo por la calle Padre Burgos, no deja de tener su punto. Es la zona roja por excelencia. También caminar de abajo a arriba la Ayala Avenue. Para alojarnos optamos por Red Planet. Un hotel sencillo y cómodo con agua caliente. Todo un lujo cuando llevas casi un mes con agua fría.
GreenBelt Shopping Center. No es un centro comercial al uso. A mí me encantó. Es un gran parque verde tipo japonés con una capilla circular (la del Niño de la Paz) rodeada por un foso de agua, con un huerto con hierbas medicinales. Una zona muy zen con un gran corazón tipo escultura que marca su entrada. El centro comercial está lleno de tiendas con marcas caras.
Si quieren seguir comprando, mucho más barato, y viendo millones de cosas que no podrás llevarte por falta de hueco en la mochila, vayan a Greenhill Shopping Center. Impresionante. Está a una hora en taxi de Makati (160 pesos) . Allí hay de todo lo que se puedan imaginar. También lugares para comer, variopintos y para todos los gustos. Puedes tardar varios días en recorrerlo al completo.
En cuanto a opciones culturales tipo occidental, poca cosa podemos hacer. Una alternativa, por aquello del arte, puede ser el Yuchengco Museum. Está en el corazón de Makati y no está mal. Pinturas y creaciones contemporáneas en un edificio moderno y con esculturas realmente espectaculares. Tanto o más interesante, el inmueble, que el propio fondo artístico.
Muy cerca del centro también te encontrarás el Cementerio del Sur. Aquí hago un inciso. No es que el lugar tenga un especial interés pero, si eres curioso, quieres descubrir un lugar peculiar con un significado y una forma de vida realmente sorprendente, pasa por allí. La pobreza de este país ha provocado que muchísimas familias vivan desde hace años en los cementerios. A nosotros nos parece extraño pero ellos allí utilizan los panteones como si fueran habitaciones. Las tumbas como si fueran camas. Tienen sus pequeñas tiendas y es algo normal en una ciudad superpoblada. Hay tanta muerte como vida por las pequeñas calles del cementerio. Los niños juegan ajenos a los prejuicios que tenemos en nuestro mundo occidental.
En definitiva, desde mi punto de vista sí que vale la pena hacer una parada en Manila en tu viaje a Filipinas aunque el resto del país será un soplo de aire fresco al lado de las calles manileñas. Es una mezcla entre tradición, modernidad, riqueza y pobreza, pero todo llevado al extremo. La capital te puede ayudar a entender el resto del territorio. Es una calurosa, sofocante y estresante manera de entrar al país.
«…mis sensaciones fueron variadas y dispersas…»
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Espectacular visión
Muchas gracias por tu comentario. Un día de esto nos vamos juntas!!!
Hola,
Geniales recomendaciones, muchas gracias, lo tendré todo en cuenta en mi visita el próximo agosto’17.
Casualmente, también he reservado en el Tambayan Capsule Hostel&Bar, en una hab. individual ya que viajaré con equipo de buceo y prefiero tenerlo controlado…podríais darme vuestra opinión sobre este Hostel? Está bien situado y es cómodo?
Muchas gracias!!!
A nosotras nos resultó muy céntrico y cómodo para moverte por la zona antigua . El único inconveniente es para regresar muy tarde al menos si vas sola. Tener un poco de cuidado e ir con los 4 ojos y atención. De resto muy bien. Para estar uno o tres días está muy bien. Mucha suerte y disfruta del viaje. Ya nos irás contando. Filipinas es una maravilla para los amantes del buceo. No te pierdas Coron. Gracias por tus comentarios!!!!!!!!
Me quedo con la vida- muerte en los panteones de los cementerios. Realmente sorprendente. Y qué me dices del » mantón de Manila»??? Gracias por seguirnos haciendo disfrutar a través de tus ojos y tu corazón. Me encanta
Muchísimas gracias. La vida en los cementerios me resultó sorprendente como a tí. Un vecindario en toda regla.
Por cierto, fotonas Piensa en un blog fotográfico con copyright
Muchas gracias…lo pensaremos.