Entre Matanzas y Cienfuegos hay la friolera de 197 kilómetros. Realmente nosotras salimos desde Ciénaga de Zapata y fueron unas buenas horas, calculo que unas 3 o 4. Es la media entre ambas provincias. Entre Cienfuegos y Trinidad parece que se palpa cierta rivalidad por arrebatarse, una a la otra, los visitantes y además, se les nota cierta intención de copar el protagonismo. Son parecidas pero con matices que las diferencian. Las distancias, una vez más les advierto, son largas. Cada vez que llenamos el depósito de la gasolina eran entre 50 y 60 euros. Sí, lo que leen.
Cienfuegos tiene sus orígenes en Francia, ya que fueron precisamente los franceses la que la fundaron y desde luego su impronta quedó grabada a fuego en su cuadrícula. Sus calles son muy rectas, limpias y flanqueadas por edificios coloniales de hasta tres plantas. La puedes recorrer en un carruaje de caballos pero también andando. Los caminos que parten de la plaza principal te desvían hacia la bahía. Por el paseo te encontrarás numerosos puestos de artesanía, muchísimas tiendas con obras de arte y un gran colorido.
Las viviendas están muy cuidadas, nada que ver con el resto de la isla caribeña. Nosotras dudamos entre quedarnos una noche en Cienfuegos o ganar un día de adelanto haciendo el esfuerzo de llegar a Trinidad. Al final optamos por lo segundo. Comimos muy bien en un paladar por 24 CUC, en el que tuvimos que esperar un rato, eso sí.
Hay muchísimos turistas canadienses, y ellos todo se lo toman con calma. A Cienfuegos la llaman la «Perla del Sur» por su aspecto señorial y cuidado. Su parque, José Martí, su bulevar comercial de San Fernando, la catedral de la Purísima. En fin. Mirar, mirar para arriba porque arriba, precisamente, está lo guapo: en los edificios. Ventanales abiertos y obras de arte.
Trinidad está a 70 kilómetros de Cienfuegos. Las carreteras son secundarias. Vas pasando pequeñas lomitas, una veces más cerca del mar que otras. Dejas atrás los riachuelos y puentes. Los cangrejos se atraviesan en la carretera. Sí, lo que oyes. Muy curioso. Tardas algo más de hora y media en llegar y cuando recalas en el pueblo, descubres que todo es tal cual lo has visto en los anuncios y en las fotografías de internet y de las guías turísticas.
Está ubicada entre montañas. Es totalmente mágica, con sus callecitas con piedras, sus casitas de colores. Muy bonito todo. Sus balconadas de metal…Preciosa ciudad colonial. Ideal para ir con tacones y romperte las narices… jejeje. Es Patrimonio de la Humanidad y no me extraña. Está llena de mansiones señoriales.
Los apellidos españoles campan a sus anchas en este pueblo ya que fueron ellos, los españoles, los que la fundaron. La Plaza Mayor de Trinidad, justo frente a la Iglesia del mismo nombre, es una verdadera maravilla. Con un estilo romántico, unos simpáticos bancos blancos, jardines perfectamente alineados….En Trinidad resuenan continuamente los cascos de los caballos sobre los adoquines de piedra. Hay muchísimos locales que te ofrecen excursiones por los alrededores, por la zona verde y las montañas. Si te levantas temprano para buscar un sitio donde desayunar te encontrarás con las calles mojadas y más si ha llovido. El excedente de agua, la acumulada por la lluvia y la que regala el Estado, corre calle abajo, colándose entre las piedras sin pudor ni remordimiento.
Si lo que prefieres es descansar, puedes optar por pasear por la zona de la plaza, sentarte en las escalinatas, tomarte un mojito y escuchar el son de La Casa de la Música. Hay numerosos restaurantes y abundante oferta gastronómica, aunque pocos supermercados. Lo que sí tienen es playa, la del Ancón, pero está a media hora de camino, más o menos. Tendrás que atravesar en varias ocasiones las vías del tren, pero tranquilos. Pasa un ferrocarril cada pleistoceno.
En Trinidad nos quedamos en una casa grande con varias habitaciones pero con opción a usar solo una de ellas por 20 CUC. Es la casa Gloria y Darniel.
Antes de llegar a Camagüey, pasamos por Sancti Spíritus y por Ciego de Ávila. La primera es una ciudad con porte colonial. Cuando vas accediendo en el coche me llama la atención que todas las casas tienen su porche, son de dos plantas, muy modestas pero todas tienen una reja completa que cubre la fachada. De arriba a abajo. Me pareció sorprendente. Tiene su plaza central, un río destacado, un puente y varios restaurantes para los turistas.
También tiene muchísimas escuelas en las que, con las ventanas abiertas de par en par, puedes observar con total naturalidad, como los profesores dan clase. Unas aulas siempre presididas por la fotografía de Fidel Castro. Otra de las cosas más gratificantes de Sancti Spíritus fue conocer a un grupo de costureras que nos contaron en qué consistía su trabajo.
Camagüey fue un punto de inflexión. Desde un principio nos habíamos planteado acabar el destino del viaje en Santiago y dar la vuelta de nuevo hasta La Habana pero, al llegar a este lugar, estábamos realmente cansadas y tuvimos dudas, muchas dudas, de seguir o no adelante. Camagüey se encuentra a 3 horas de Trinidad y 5 de Santiago de Cuba.
En este lugar nos quedamos en casa de Ariadna en la C/ Honda. Por 20 CUC y el desayuno aparte. Su teléfono, por si les interesa 283318. Aquí, como en el resto de lugares, el parqueo nos lo facilitó un vecino de la casa. Después de descansar sopesamos, planificamos y decidimos seguir adelante. Nos quedaban aún algunos días para seguir disfrutando de Cuba.
«…cada vez que llenamos el depósito de la gasolina eran entre 50 y 60 euros…»
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