Majanicho pertenece al municipio de La Oliva en Fuerteventura. Es uno de los núcleos costeros que guardan el encanto típico de lo irregular. De hecho es una zona que está afectada por la Ley de Costas, así que se supone que, en algún momento de la historia futura, esa primera hilera de casetas de la playa serán derribadas. Pero mientras no lo sean, aprovechen y vayan. Vale la pena darse una vuelta. Pero mejor con sol.
Llegar allí es fácil. Por la carretera que va de Lajares al Cotillo, hay un desvío que pasa por el Volcán Calderón Hondo y que se dirige hacia Majanicho. Es simple. No se esperen grandes cosas. Majanicho puede presumir del atractivo de lo sencillo. Se encontrarán una bahía de aguas tranquilas donde muchas empresas ya te ofrecen hacer paddle surf y casetas de madera -ahora les cuento el secreto- que rodean los alrededores de la playa.
La zona tiene sabor marinero. Llama mucho la atención las mesas metidas en el mar donde los pescadores limpian los pescados capturados a lo largo de la jornada. Mesas viejas, de madera, desvencijadas por el paso del tiempo y por la utilidad prestada a lo largo de las décadas.
La playa de Majanicho es de arena-coral blanco. En octubre se pueden encontrar también con bancos de algas que afean y ensucian la orilla. Pero aún así vale la pena. Hay pequeñas conchitas que me invitan a una de mis aficiones más placenteras. Digamos que ese gesto, el de recoger conchitas, me relaja, me evade, me ayuda a meterme en mi interior y pensar en mi misma.
Siempre me ha relajado mucho. Algo que en este lugar de Fuerteventura será fácil, se lo garantizo. En Majanicho todo invita a desconectar. Aquí no hay grandes hoteles, ni turistas tostados. No hay bares, ni restaurantes, ni hamburguesas ni olor a bacon frito. Majanicho huele a mar, pero a mal calmado, a mar de verdad, a pescado. Tranquilidad presente que se ha mantenido conectada al pasado durante décadas, mediante puntadas de hilo blanco y transparente.
Muy cerca de Majanicho se encuentran varias playas para surfistas. Desde que llegas al pueblecito los caminos son de tierra. Lo ideal es llevar un vehículo todoterreno y podrás acceder, sin problema, a costas con interesantes olas para practicar surf.
Curiosidades que me llamaron la atención. Las jareas tendidas al sol en alguna azotea (¿Saben los que son las jareas?), la pequeña iglesia realizada con contrachapado de madera y que preside una especie de plazoleta de pueblo rodeada de casitas. Casitas, y aquí viene el desvelo del secreto mejor guardado de los propietarios, que aunque parecen confeccionadas con todo lo que sobraba, trozos de madera, contrachapa, planchas……tienen bloques de 20 en su interior!!!! Es todo fachada para que la ley no les caiga encima. Prácticamente todas las viviendas son ilegales salvo las que se encuentran en la montaña que están regularizadas.
Si van a Majanicho no deben olvidar el traje de baño, las cholas y el bocadillo porque en la zona no hay bares, ni restaurantes, ni supermercado, ni nada. Solo casetas, pescadores, playa y olas. Y sol.
Si sales hacia la derecha del pueblo verás varias pistas de tierra que van hasta playas de oleaje. Si por el contrario optas por la izquierda, te encontrarás el camino que te lleva costeando, al Cotillo y por donde verás varias playas paradisíacas como Playa Beatriz, costas de arenales blanco y finos donde la densidad de bañistas en escasa. A veces te da la sensación de estar sola en la playa.
«…Majanicho puede presumir del atractivo de lo sencillo…»
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