Planificar es tan atractivo como disfrutar del viaje. Cuando nos planteamos un destino, inconscientemente también nos marcamos un objetivo pero, en ocasiones, este no se puede alcanzar si no lo preparamos con algo de tiempo. Debemos tener en cuenta el lugar del mundo al que nos vamos a desplazar, si vamos solos o acompañados, qué tipo de traslados serán necesarios…todo se puede encaminar.
Internet nos ha facilitado todo. ¿Quien no recuerda ir con sus padres a sentarse delante de la agente de viajes para que nos organizara nuestras vacaciones? Ahora las cosas han cambiado y podemos prepararlo todo casi sin salir de casa. Se pueden consultar blogs, foros, o las clásicas guías turísticas. Siempre viene estupendo ver lo que han hecho otros viajeros. Seguir, o no, sus rutas es una cuestión personal, pero desde luego, siempre interesante. Youtube es una opción para ver el lugar al que vamos. Nos puede ayudar a hacernos una idea del entorno, de lo que queremos visitar. Yo siempre busco algún documental para ver por dónde respira el país o el turista.
Con algo de tiempo se pueden buscar billetes de avión pero, aunque las estadísticas dicen que se consiguen mejores precios entre 40 y 50 días antes de la fecha elegida, yo tengo mis dudas. También dependerá de la época del año, de las estaciones, de si es temporada alta o baja. Creo que depende más de la flexibilidad que se tenga a la hora de viajar que de la antelación. Hay millones de buscadores que te ofrecen miles de posibilidades y combinaciones. Siempre existe la opción de ir a nuestra agencia de viajes de toda la vida. Si el agente es bueno, se pueden encontrar algunos chollos y, encima, tendremos la posibilidad de financiar el coste, en algunos casos, sin intereses. Casi no nos enteraremos de que lo pagamos a la vuelta de las vacaciones.
La red de redes también nos permitirá conocer los detalles de la vida cotidiana de la zona, si nos encontraremos algún conflicto laboral, si se trata de una zona con guerrillas, si hay alguna huelga que nos afecte de forma directa, mil cosas que nos podemos encontrar en el camino las podemos solventar con algo de información previa.
Importante también definir la ruta que queremos seguir. Día arriba, día abajo, es muy interesante tener claro qué lugar visitaremos primero y cual será el siguiente. Eso nos ayuda a buscar actividades en determinadas fechas. En muchas ocasiones esta tarea se facilita con un mapa que incluya carreteras y distancias. Visualizarnos en el lugar puede servir de mucho. ¿Hará frío, hará calor? Solo con mirar la previsión meteorológica de la zona nos evitaremos sorpresas de última hora y nos ayudará a decidir qué tipo de vestimenta meter en la maleta. No necesitaremos el mismo tipo de ropa si nos vamos a tumbarnos en Costa Kohala, en Hawai, que la que tendremos que llevar si nos vamos al Valle del Alduin en Nueva Zelanda… Saber dónde vamos y lo qué vamos a hacer en ese destino es vital. Relax, visita meramente turística, trekking, cooperación….Mucha de esta información la podemos encontrar en páginas oficiales .
Entre las cosas que no debemos olvidar se encuentra la tarjeta sanitaria, al menos la europea si viajamos al viejo continente o un seguro médico si lo hacemos al resto de países. A veces es mejor pagar un poco más que lamentarnos en caso de algún problema sanitario. Leer la letra pequeña de la póliza y ver si nos cubre aquellas actividades que vamos a realizar si pudieran implicar cierto riesgo. Fácil también es adivinar si el lugar al que viajamos cuenta con una red de cajeros automáticos suficiente para nuestras necesidades o si debemos llevar el dinero ya previamente cambiado. Tener a punto los visados, las tarjetas de identificación, DNI o pasaporte. Si vamos a alquilar un coche, no debemos olvidar nuestro carné de conducir. De todo ello, mejor llevar fotocopias. Yo en algunos casos me he hecho incluso una copia y me la he enviado a mi correo electrónico (por aquello de….y si me roban?).
Una de las cosas más importantes en la planificación de un viaje es conocer si el país de destino requiere vacunas. En algunos lugares no te dejan entrar si no demuestras que han tomado estas medidas de prevención. Desde luego, es el propio viajero el primer interesado en tomar precauciones. No olvidar la cartilla donde constan las vacunas administradas. Tampoco olvidar los tratamientos médicos que pudiéramos necesitar.
Después de todas estas cuestiones, mi recomendación: reservar las dos o tres primeras noches de alojamiento. A veces los traslados son tan largos que llegamos al destino desorientados, con jet lag y sin ganas de ponernos a buscar hotel. Nos servirá para aclimatarnos al lugar y al entorno. Ya luego, en función de las prioridades de cada uno, se hará con la cama y ….!!!el desayuno!!!!.
Por último recordarles que por mucho que planifiquemos, hay, afortunadamente, mil cosas que nos surgirán cada día. En el equipaje también debemos dejar hueco para la improvisación. Solventar las incidencias con cierto espíritu aventurero también tiene su interés. Hay que aprender a disfrutar de ello. Serán los imprevistos, seguro, protagonistas de más de una conversación y unas risas.
«…planificar es tan placentero como llevarlo a cabo…»
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