Hablar de la Calle Larios es hablar de siglos de historia, la historia de Málaga capital, la bien llamada Bella. Estaríamos hablando de una arteria principal de la ciudad más si no fuera por su aspecto emblemático por su razón de ser y por la vida que desprende no solo de día sino también de noche. La Calle Larios le debe su nombre al Marqués de Larios que fue el encargado del desarrollo industrial portuario de la ciudad. Con apenas 350 metros de largo y 16 de ancho, se ha convertido en el paseo más fotografiado de la capital. No hay un/a influencer que deje de sacar una foto para instagramearla o colgar algún rinconcito en sus stories. Transcurre desde la Plaza de la Constitución hasta la Plaza de la Alameda.
Ya sea en Navidad, con su espectacular montaje de luces, o en época de Feria, o incluso Carnavales, Semana Santa o pleno verano, con su temperatura tórrida incluida. Cualquier momento del año es ideal para visitar la calle. Una vía acogedora cuyos orígenes se remontan a 1891. Anda que no ha llovido glamour en sus adoquines desde entonces. Aunque para ser precisos hay que apuntar que ha sido remodelada en varias ocasiones.
Dicen que está entre las 50 calles más caras de toda Europa. Y por cierto, sigue siendo de las vías con alquileres más elevados. En ella se exhiben las mejores tiendas de la ciudad y es el centro de las compras por excelencia. Desde 2002 es peatonal y para que todos los paseantes no se pierdan detalle, cuenta con dos hileras de bancos. Recomiendo el sano ejercicio de sentarse a observar. Ver a la gente pasar pero también mirar hacia arriba y hacia abajo.
Las bocacalles que desembocan en Larios cuentan con una peculiar forma de rematar sus esquinas. Sus elegantes edificios, simétricos y señoriales, cuentan con acabados circulares. Esto permitía que el aire del mar entrara más fácilmente y limpiara de malos olores una calle en la que, a finales del XIX, la red de alcantarillado no filtraba las aguas negras. Los inmuebles de una de las calles más elegantes de España, mantienen un perfecto equilibrio desde sus primera plantas hasta las techumbres. En general la calle fue diseñada inspirándose en el urbanismo de Chicago. Y dicen que la mayoría de las casas pertenecían tan solo a dos familias. Pudientes debes ser.
Si miramos hacia abajo no dejará de sorprendernos sus adoquines con mármol y sus bancos nobles. Parece que en sus inicios se colocaron adoquines de madera y los malagueños hablaban de un salón de baile por el que los caballos pasaban dejando un rastro sonoro y peculiar. A ras de la calle también te encontrarás todas las marcas de ropa, multinacionales y nacionales. Además Larios cuenta con pequeñas tiendas de toda la vida y una oferta gastronómica interesante. Histórica y de obligada visita, la Heladería Mira con sus múltiples versiones del helado de turrón.
Y una vez callejeada la Larios, de abajo a arriba y de arriba a abajo, bocacalles no van a faltar para seguir descubriendo edificios interesantes. Cerca de esta arteria noble encontraremos el Museo Picasso así como su casa natal, o el de Carmen Thyssen, la catedral en honor a la Virgen de la Encarnación y que todo el mundo conoce como la Manquita porque le falta una torre. Pero este será otro post porque Málaga es mucho más y allí tengo que volver.
«Larios: bella como bella es Málaga…»
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Hola, coincido contigo en que es una calle espectacular, de hecho, Málaga, en concreto lo es. SSALUDOS.
Una maravilla. Gracias