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Masca o el barranco de la mirada del cocodrilo

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El Barranco de Masca, de unos 4,5 kilómetros,  es uno de los más bonitos de Tenerife. Bajarlo entraña cierta dificultad pero desde luego, vale la pena. Está ubicado en el municipio de Buenavista del Norte. El camino transcurre por el fondo del barranco así que debemos tener un poco de previsión del tiempo porque si llueve corremos el riesgo de perder el sendero.

MASCA

Todo el camino te sientes chiquitita…

Para llegar hasta el caserío de Masca, de donde parte el sendero, hay varias opciones. Una ir por el sur, hasta el municipio de Santiago del Teide y otra por el norte, hasta Buenavista. Nosotros optamos por esta última que va por la carretera TF–436. Esta caminata se puede hacer por libre, pero en esta ocasión nosotros fuimos con Km52 Nature  que incluso nos facilitó el trayecto en guagua desde La Laguna. Desde Aguere hasta Masca tardamos aproximadamente 1 hora y media. La referencia en el mapa, si van por su cuenta, es Buenavista. Luego subimos por el núcleo de El Palmar, conocido por su famoso restaurante de pollos asados. Pasas el Albergue de Bolico, dejas atrás Las Lagunetas, Las Portelas, Los Carrizales y llegas a la cumbre donde tienes el mirador de Baracán. Ese mirador separa la parte del sur y la parte del norte de ese macizo. Justo ahí, por un camino de muchas curvas comienza el descenso hasta llegar al caserío de Masca. Lo ideal es llegar temprano para iniciar el pateo nada más salir el sol. Con un poco de suerte te encontrarás algún bar abierto para tomar un café antes de empezar a caminar. Café que tendrás que pagar a precio turista porque…o lo pagas, o te llevas un termo. 1,50 euros por un barraquito.

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Acantilados con caídas impresionantes en todo el trayecto

Justo al final del camino que atraviesa el caserío y que pasa por la iglesia, tienes un acceso al barranco pero yo recomiendo otro camino que está un poco más arriba. Inicias el descenso por una especie de escalera de piedra natural y durante al menos 20 minutos estarás bajando escaleras. ¡Ay! ¡Madre! Piensas: «Si todo el camino es así….pobres rodillas». En el punto en el que atraviesas un pequeño puente de madera la cosa empieza a a ser diferente. Ya puedes circular por el margen del barranco y comienzas a disfrutar del panorama sin tanta presión para tus piernas.

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Sorteando los charcos como cabras

El barranco es bastante profundo y con varios puntos en los que las paredes son altísimas. Un paisaje bellísimo que hay que admirar pero con los pies estables. Cualquier tropezón puede acabar con nuestros dientes en el suelo.

El barranco cuenta con numerosos rincones diferenciados. Acantilados, zonas de cañaveral, pequeños riachuelos formados a raíz del agua acumulada de la lluvia. Charcas con caída, arcos de piedra y espacios que aparecen y desaparecen a tu paso. Un camino en zig zag en el que te sientes pequeñito y a la sombra. Apenas entran los rayos del sol en una zona en la que las piedras son caprichosas. Te puedes encontrar roca volcánica y también caliza desgastada por el paso del agua. Interesantes formaciones que te sorprenden.

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Formaciones de piedras distintas en todo el camino

La ruta está bien señalizada con números en unos carteles amarillos que van sumando a medida que llegas a la costa. No hay riesgo de pérdida. El camino transcurre de forma lógica, en bajada, hasta llegar a una playa con callaos y arena negra que te recibe con el mar inmenso y abierto bajo los imponentes acantilados, que miden unos 400 metros, dicen. La zona de baño es buena siempre y cuando no haya demasiado oleaje. Cuidado con los posibles desprendimientos. Para refrescarse y para subir al barco hay un pequeño muellito con una escalera. Si está despejado verás la isla de La Gomera.

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Volver en barco…

Con respecto a los tiempos pues les comento que  hay mucha literatura escrita por ahí en cuanto al reloj. Unos dicen que es uno de los peores barrancos y que se hace en 4 horas pero a mí, que no tengo tanta experiencia y soy un poco torpe, solo me hizo falta 2 horas y media para culminarlo, eso sí, acompañada por un equipo que iba a fuego y al que seguir era fácil. Sin embargo, es verdad que de las casi 40 personas que íbamos, nos dividimos en tres grupos y que tuvimos varias horas de diferencia en la llegada no sin algún percance. Justo el mismo día en el que hicimos esta caminata, el helicóptero del 112 tuvo que rescatar a otra senderista que sufrió una caída. Si les digo yo que no es moco de pavo la cosa.

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El ojo del cocodrilo ….y brinca!!!

¿Preparación física? Si no estás acostumbrado a hacer trekking se te hará muy difícil el camino porque es verdad que hay que pisar sin miedo. Hay muchas piedras sobre las que tendrás que guardar el equilibrio para evitar caer, en la tierra o en los charcos. Casi vas brincando como una cabra sobre todo cuando ya te queda el último tramo y tienes unas ganas locas de llegar a la playa.

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Embarcadero de la playa de Masca

¿Vegetación? Comenzamos con mucho más verde y a medida que bajas el paisaje es más seco. Cañaverales, vinagreras, palmeras, cardones,  tabaibas,  y verodes. En algunos puntos , si te fijas un poquito verás algunas huertas que en su día estuvieron cultivadas, y ahí quedaron, como una prueba de lo que fueron,  los típicos bancales en terraza de los barrancos.

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Vegetación con cañaverales

Todo el mundo habla del descenso del barranco pero pocos mencionan una posible subida. Yo lo he hecho y es difícil pero no imposible. Tardarás una hora más que en la bajada pero se puede hacer, eso sí, con mucho ánimo, energía y agua. Aunque es válida esta opción, para el regreso hay otras alternativas que pueden ser más divertidas. Una es el barco, que tendrás que contratar con tiempo de antelación con las diferentes empresas que operan en la zona. A veces, al llegar a la playa te ofrecen la posibilidad de adquirir abajo los billetes para el barco. Otra posibilidad es volver hasta el Muelle de Los Gigantes en kayacs. Esta opción es divertidísima y, si los brazos no te dan más, te pueden remolcar (como fue el caso, sin pudor alguno, de quien les habla).

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Pocos rayos de sol se atreven a entrar ante tal magnitud

Desde la playa de Masca hasta Los Gigantes hay aproximadamente dos horas remando e incluyendo una parada en la baja en la que desembocan el Barranco Seco y el de Los Nateros. Dicen que está prohibido permanecer en esa playa por el importante riesgo de desprendimientos que hay pero nosotros solo estuvimos en el agua. Allí el mar es transparente, cristalino y apetecible a pesar de que estaba fresquito. Es un momento del baño, de observar el fondo marino y de echarse unas risas mientras te subes y te bajas del kayac. Una cuestión para los adictos a la biodramina, o lo que es lo mismo, para los que se marean hasta con el tambor de la lavadora. Llevar la pastillita siempre (a mí no me vale la vieja recomendación de comer aceitunas). Yo la primera vez me zumbé como un pato mareado. Cuando llegas a puerto las canillas las tienes flojas pero vale la pena.  Nosotros hicimos el trayecto con los chicos de Teno Activo.

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La vuelta en barco, en kayac o nadando (jejejeje)

Fue una caminata divertidísima gracias al paisaje, al entorno pero sobre todo gracias a los compañeros de Km52 Nature. Un grupo totalmente heterogéneo en el que, sin embargo, me siento extremadamente cómoda.  Por cierto, prácticamente todas las fotos son robadas del álbum del grupo. El trayecto sirvió para compartir el esfuerzo, para reírnos mucho y también para hablar de esa mirada que tienen ciertos cocodrilos.

MASCA

«…un camino en zig zag, serpenteante, en el que te sientes pequeñito y a la sombra…»

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2 Comments

  1. Cristina 22 mayo, 2016

    No guardo buen recuerdo de este pateo, justamente por lo q comentas de q hay q ser «ágil y grácil» para sortear los múltiples obstáculos y piedritas del camino. No cuento con esa preparación física. Mi experiencia en cuanto a la entrada del sol fue diferente, quizás porque cometimos el error de no madrugar ese día. De hecho, creo q fui » presa» de una insolación. En la vida lo he pasado peor por los mareos, náuseas, dolor de cabeza y decaimiento. Pienso q mucho influyó ese miedo a caerme y llevar la mirada fija en el suelo. Y, para colmo de males, regresábamos con un paseíto en barco para ver los cetáceos…uffff se me hizo eterno. En fin, una mala experiencia que quiero borrar de mi recuerdo con un nuevo descenso tranquilo en el que pueda disfrutar de la mirada desafiante de algún cocodrilo jijiiii…Gracias por entregarte a este blog. Me encanta.

    Responder
    1. mipasaporte 23 mayo, 2016

      Oh! vaya! pues tienes que quitarte la espinita y volver porque es un barranco maravilloso. Gracias!!

      Responder

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