Toreando en la Plaza malagueña de Mijas

No es que yo tenga especial querencia a la tauromaquia. Toreo lo justo a pesar de mi nombre pero, cierto es que siempre me ha llamado la atención lo que se mueve alrededor de la mal llamada Fiesta Nacional y sobre todo su lenguaje, tan calado en nuestra forma de hablar y tan castizo. Por eso hoy, aunque esté en contra de hacer sufrir al animal, y me exponga a todo tipo de insultos y críticas, hablo de una plaza de toros. La que corona el pueblito blanco por excelencia de Málaga. La plaza malagueña de Mijas.

Una de las plazas más antiguas de Málaga

Dicen que es una de las más antiguas de España. Yo no sé si la Plaza de Toros de Mijas es la más longeva pero sí la más peculiar que he visto. Y cuando entro en alguna plaza de toros siempre pienso en el lenguaje tan arraigado que trae consigo la tauromaquia, expresiones que, a veces, ni sabemos que proceden de los toros. Echar un capote, querencia a la barra, le hizo una verónica….(y así se me ocurren otras tantas aprendidas en capeas).

Es pequeña, recoleta y rústica. Lo he dicho y lo repito porque es su definición principal. Se construyó sobre roca en 1900 y tiene una planta ovalada que ya se aprecia nada más acceder al recinto. Se paga una módica entrada y la pueden conocer en un corto período de tiempo. En apenas media hora se recorre en varias ocasiones.

Otra de la peculiaridad es que en esta plaza se torean novillos. Es chiquita como chiquitos son sus pequeños asientos numerados con diminutos azulejos.

Un poco de historia

Se clausuró  en 1968 y en 1977 volvió a reabrirse  después de la construcción de una pequeña enfermería y los desolladeros. En su patio de cuadrillas se han colgado las placas conmemorativas con los nombres de los maestros toreros que han pasado por la plaza. Personajes históricos como Paquirri, Ortega Cano o Jaime Ostos. Algunos ya forman parte del pasado. Otros se mantienen en vilo en una sociedad que ya no les vitorea con los laureles de antaño.

Cómo llegar a la Plaza de Toros de Mijas

No tiene pérdida porque se ubica, elevada, en pleno centro del pueblo. Si están de paseo por las localidades malagueñas bien vale la pena subir a desayunar en Mijas un buen mollete con serrano o/y aceite y entrar a conocer la placita. No se preocupen por la falta de aparcamiento en las callejuelas de Mijas. Hay un parking  público en los alrededores.

La entrada se paga en una pequeña tienda de recuerdos y justo después se encontrarán fotografías antiguas, trajes de luces, trajes de corto cordobeses, capotes y un sinfín de recuerdos por el que el paso del tiempo sí ha dejado la inevitable huella. Notas manuscritas, agradecimientos, un sinfín de cachivaches, de esos de los que gustan a los amantes de los toros. Espadas, monturas, brillores de un pasado de fiesta dominguera.

Esta propuesta es solo una de las numerosas alternativas que pueden visitar por los alrededores de la capital, pueblecitos blancos llenos de historia en una de las provincias más bonitas del sur español.

«…pequeña, antigua y ovalada…»