La Alameda de Hércules está, podría decirse, entre las calles de Trajano y Amor De Dios. Sevilla es mucho parque y este sin duda requiere una mención por ser ligeramente diferente al resto. O al menos eso me pareció a mí, que me voy fijando en los detalles y en lo que percibo allí por dónde voy caminando.
Una amiga sevillana me dijo: creo Lidia, que esta alameda te va a gustar. Y la verdad es que me agradó el paseo. No está en el mismo centro de la ciudad pero para ubicarnos en el mapa podríamos decir que está cerca del barrio de La Macarena.
La Alameda de Hércules está presidida, en su entrada y en su salida por un par de columnas romanas con sendas esculturas encima. Originariamente no estaban ahí sino entre las ruinas romanas halladas en Sevilla. En concreto fueron descubiertas en la calle Mármoles, en un templo del siglo II. Las pusieron allí haciendo honor a Hércules y a Julio César que supuestamente fueron los fundadores de la ciudad.
El parque tiene forma rectangular y alargada, como casi todas las alamedas, y a lo largo de todo el paseo cuentas con numerosas terrazas donde te puedes tomar un refrigerio. Ideal para picotear algo o para tomarte una caña de cerveza fresca en tiempos de calor. Y hablando de sofocos, una de las características de esta lugar son las fuentes con dispensadores de agua que salen del suelo y que están señaladas con baldosines azules y blancos. Los niños juegan pasando por encima y son un fuente inagotable de frescor para todos, también para las mascotas que abundan por la zona.
La Alameda de Hércules mantiene el sabor bohemio-vanguardista de antaño. Es un parque bastante urbano y no es que esté especialmente limpio y recoleto. Creo incluso que le falta un buen baldeado de agua y jabón, pero sus bancos, en cruz, invitan a la charla, a la reunión y a interesantes debates sobre el estado del sistema. Todo, mientras los niños juegan en los parques infantiles porque hay que decir que hay varios espacios dedicados a los menores a lo largo de toda la Alameda.
Y después de mis sensaciones un poco de historia. Parece que la Alameda fue construida en 1574 por el Conde de Barajas. Era una zona de paseo para la aristocracia. Dicen que es el jardín público con más antigüedad de España y Europa.
En una de sus calles anexas, Conde Barajas, dicen que nació el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. En la zona hay muchas librerías y también varios hoteles donde alojarse. También dicen que habitualmente era una zona de fácil inundación . Cuentan que en el pasado recuerdan haber visto barcos navegando sobre el parque. En otros lugares que la zona era un lago, pero bueno, allá cada cual con lo que prefiera creer.
El caso es que la zona mantiene ese aire hippie y medio bohemio, cuna de las vanguardias y las tribus urbanas. Mezcla de raza y culturas. Hay un centro cívico y también hay un punto de información turística.
«…un lugar para los bohemios y vanguardistas…»
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