Descubrir los rincones escondidos de nuestra isla de Tenerife también nos ofrece la posibilidad de conocer algunas de sus costumbres. En esta ocasión les sugiero que sepan de una que, estoy segura, les llamará al menos la atención. Se trata de un rito funerario que se practicaba en muchas localidades de las medianías de la isla pero que, en este caso, les muestro desde Teno Alto.
Este bello lugar, que pertenece al municipio de Buenavista del Norte, también fue, durante muchos años, el más aislado de la geografía tinerfeña porque no contaban con un acceso cómodo. Hasta que se asfaltó la carretera allá por la década de los 70, se utilizaban las cajas de muerto comunales. Se trata de una tradición que surgió de la necesidad y que no es exclusiva de esta isla. En Gran Canaria, por ejemplo, también hay incluso los conocidos como descansaderos de muertos, donde se dejaba al fallecido para descansar en el recorrido hacia el cementerio.
Los difuntos tenían que ser enterrados en el cementerio que se encontraba en el municipio y la manera más rápida de llevarlos hasta allí era descendiendo por un risco empinado y peligroso. Para ello se usaban estos féretros, hechos por un carpintero y adaptados para ser transportados a hombros. Esas cajas eran usadas por todos los vecinos de Teno Alto que fallecían y así estuvieron durante décadas. Desde entonces permanecen en el lugar dónde se almacenaban, en el Roque de la Cruz. Y allí, a través de una abertura en la cueva, se pueden ver.
Para llegar hasta ellos pueden partir de la zona de Los Bailaderos caminando o bien llevar el mismo coche hasta el Camino del Risco. Y si se animan, también pueden bajar hasta el pueblo de Buenavista. Son solo 3 kilómetros pero…en pendiente constante.
Resulta muy interesante acercarse a este rincón de Teno Alto pero estamos ante un lugar que ofrece mucho más al visitante y desde luego también al local. Además de tranquilidad y sosiego, el Macizo de Teno cuenta con cientos de kilómetros de senderos para entrar en contacto con la naturaleza. Ahora, después de esta pandemia que lo ha marcado todo, estos lugares cobran mayor importancia. Tanto es así que si suben el fin de semana coincidirán con cientos de caminantes que buscan lo mismo que tu. Antiguamente solo había una venta de vino y queso. Hoy ya cuenta con varios lugares de comida e incluso de brunch para el que hay que pedir cita previa.
Teno también es famoso por sus quesos y su miel de flores. Muchos vecinos viven de eso. A pesar de que parece un terreno seco y árido, no se sorprendan si las cabras rompen el silencio con el alegre sonsonete de sus cencerros. Hay mucha vida entre sus colinas suavizadas por el constante viento, entre sus caminos de tierra. Y la hierba creo que se la comen las cabras.
Otras curiosidades en las cercanías. Un tagoror guanche donde hace muchos, muchos años se resolvían los problemas mediante la palabra. Escarpados acantilados con vistas increíbles. Rústicos sistemas para captar la lluvia vertical y multitud de colores en sus tierras. Desde los rojizos, pasando por toda la gama de maravillosos ocres. Un paseo por Teno Alto nos deja con un poco más de conocimiento sobre las tradiciones antiguas, con una mente despejada y con ganas de mucho más.
«…un lugar mágico para desconectar y también conectar con nuestras tradiciones más ancestrales…»
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