Nuestra huella española está en todo el país filipino. También en los nombres de sus ciudades. Quizás Legazpi es la más castiza en ese sentido. Para llegar hasta este punto tomamos un avión desde Manila. Nos llevó una hora y algo. Volamos con Cebu Pacific y el billete ya lo habíamos llevado comprado desde España. Fue muy barato.
También se puede ir en guagua (autobús) pero si cuentas con el tiempo justo en tu viaje no lo recomiendo. Puedes tardar hasta 10 horas en el trayecto de la capital filipina hasta Legazpi. Realmente está en la misma isla, Luzón, pero a una gran distancia. Legazpi es la capital de la provincia de Albay.
El aeropuerto, está muy-muy-muy cerca del pueblo. Apenas 10 minutos. Por eso, basta con pillar un triciclo y pagar unos 50 pesos (lo que al cambio venía siendo en ese momento, 1 euro y algo). Legazpi tiene 180 mil habitantes según el último censo del 2010. Es el centro administrativo más importante de la región de Bicol. La ciudad en sí, está inmersa en una masa forestal, boscosa y salvaje. La selva rodea la vieja Albay.
Nos alojamos en Mayon Hostel. Nos lo había recomendado un viajero tinerfeño que había pasado algunos días allí. Nos costó unos 26 euros por tres noches en habitación compartida para cuatro, con baño propio. No es la bomba pero, para el precio que tiene, aceptable. Lo mejor, lo cerca que está de la calle principal y lo atentos que son los trabajadores de las instalaciones (que en algunos casos incluso parecen menores de edad). Muy jovencitos todos.
El principal atractivo turístico de Legazpi es el Mayón Volcano. Estuvimos varios días rezando para que las nubes nos permitieran ver uno de los volcanes más simétricos del mundo, volcán, que por otra parte sigue activo (en 2014 fue su última erupción virulenta en la que, por cierto, murió una turista española). Parece que se escucharon nuestras plegarias porque, al final, disfrutamos de su imponente figura en su máximo esplendor. Si tienen suerte, lo verán desde que bajen del avión. Mira hacia atrás, frente a la terminal, y allí lo tienes. Ha entrado en erupción unas 50 veces en los últimos 4 siglos. Tiene unos 2.400 metros de altitud y lo que más me sorprendió es la cercanía con el mar. La mejor instantánea, de hecho, la lograrás desde la Bahía de Albay. Su nombre, Mayón, viene de Magayón que significa hermoso. Y lo es….es espectacular.
En época de lluvias es muy difícil encontrar alguien con el que puedas subir al Mayón. De hecho nosotras no pudimos y eso que lo intentamos pero no hallamos a nadie. Lo máximo que pudimos hacer fue ir a sus «faldas» y mirarlo desde abajo. Hay una empresa, la ATV (mayonatvtour.com) que organiza rutas con quads y algo de trekking pero siempre en época de secano. Con la lluvia, nada de subir al volcán. Buscando, buscando también apuntamos www.wowbicol.com.
Al final, con los chicos del propio hostel nos organizamos un tour privado en el que nos incluyeron varias paradas. En total seis lugares por 1900 pesos por persona. Vimos las ruinas de Cagsawan, donde apenas queda en pie el campanario. Resulta que en 1814 la erupción del volcán fue tan virulenta que arrasó poblados enteros cubriendo de cenizas los caminos y las calles. Impresionante caminar sobre lo que un día fue, un tranquilo pueblecito de campesinos.
En las ruinas te encontrarás un improvisado mercadillo donde puedes adquirir algunos recuerdos y algo de comida como unos frutos secos, parecidos a las almendras, que solo he visto aquí y que se llaman pilinut. Si quieres comprar también tendrás en el centro del pueblo, cuatro o cinco malls (centros comerciales) en la calle Benjamín, una de las principales. También te sugiero un paseo por un recoleto parquecito que es el Rizal Park, que está justo enfrente de la Iglesia de San Rafael y el Embarcadero, que es un lugar ideal para ir a comer o cenar porque hay varios restaurantes graciosos. No te esperes un gran centro neurálgico. Está algo desangelado pero como está frente al mar, tiene su aquello. Te podrás mover desde el Embarcadero hasta el City Hall por unos 100 pesos e incluso menos, en triciclo. En Legazpi, como en toda Filipinas, te aturden los jeepneys con sus bocinas escandalosas y sus motores rugientes.
También podrás visitar la Iglesia de Nuestra Señora del Pórtico Viejo y las Lignon Hills, el mirador de la ciudad. Desde este punto podrás divisar desde las alturas, las excelencias de la arquitectura y naturaleza del pueblo. Se divisan las calles, las montañas más destacadas, el aeropuerto y como no, también el Mayón. Tienes que pagar unos 20 pesos para entrar pero solo por las fotos que haces, vale la pena.
Otra de las visitas obligadas en Legazpi es las Quintinday GreenHills y Sumlang Lake. Las primeras son similares a las famosas Chocolats Hills, pero me atrevería a decir que, aunque menos turísticas, son más bonitas y recoletas. Puedes subir a varias de ellas con un nivel considerable. Con el calor y la humedad parece que estás escalando el Everest, pero vale la pena. La sensación, al mirarlas, es como si las pequeñas montañitas tuvieran una manta verde que las acaricia. Muy bonitas.
De resto, salvo la zona verde y boscosa, la ciudad tampoco es una gran maravilla. Tienes el Parque Peñaranda donde se instala, por las tardes-noches, una especie de mercadillo de comidas y frutas. Un parque que tiene una campana famosa pero difícil de encontrar (jijijii). Ya me dirán cuando la localicen.
Sitios recomendados para comer. Pues hay varios pero me quedo con uno que está en una bocacalle de la vía principal. En Doña Aurora Street te encontrarás Small Talk Café. Comida casera, filipina y para filipinos. 430 pesos por persona por una cena abundante. Poco más puedo aportar de esta ciudad que puede ser interesante visitar en Filipinas. Antes de salir del aeropuerto de Legazpi, como en todos, tendrás que pagar, sí o sí, 150 pesos filipinos. Nuestro próximo destino: Aeropuerto de Cebu.
«…las nubes nos dejarán ver uno de los volcanes más simétricos del mundo…»
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