Enero y Febrero son los meses del almendro en muchos municipios de Canarias. A mí, uno de los que me queda más cerca es Santiago del Teide que, durante los últimos años, ha hecho de este momento de floración uno de sus grandes atractivos. De hecho los días en los que comienzan las flores y arrancan las campañas de publicidad por la tele y la radio ….aquello parece hora punta en la TF5. Exagerado. Mejor ir en guagua si no quieres echarte el coche a la espalda. Yo casi no aparco. El pueblo se pone precioso, eso sí. Las cafeterías a tope. El mercadillo con productos típicos. Todo parece tener sabor a tortas chasneras y miel de abejas. Hay un ambiente agradable por lo general.
Existen muchas rutas en las que se puede disfrutar de los almendros en flor. Basta con acudir a este pueblo del suroeste de Tenerife para verlos, así, sin más, en el margen de la carretera, y disfrutar de las pequeñas flores blancas o rosáceas que inundan las medianías en esta parte de la isla.
La verdad es que es una estampa inolvidable. Los almendros nos anuncian que el invierno está en curso pero que en breve termina y eso, al menos para mí, siempre es una gran noticia. Son de los primeros árboles en florecer y también nos traen buenas nuevas sobre las almendritas que tendremos listas entre junio y julio. Uhmmmm …almendras tostadas con sal…..o garrapiñadas.
Las principales rutas parten de la plaza de Santiago del Teide pero en este caso yo la inicié el Valle de Arriba. Ese barrio se encuentra en dirección hacia Icod de los Vinos, en una carretera secundaria que sale hacia mano derecha. Está señalizado. La idea es hacer un pateo circular para no tener que regresar por el mismo lugar. Hay varias entradas hacia la zona de vegetación pero lo que hay que tener claro es llegar al Calvario de los Baldíos.
Se trata de un lugar histórico porque dicen los más ancianos del lugar que allí fue donde se paró la lava de la última erupción del Chinyero en 1909. Hasta ese punto tendremos una subida bastante pronunciada. Será lo más costoso de la caminata pero tampoco es para morirse. Un pequeño esfuerzo y ahí lo tenemos. Subidas por las que verás incesantemente muchos almendros, con ese aire oriental que lo hace tan bello.
Si no llevas un buen entrenamiento te costará un poco pero se puede ir parando y respirando para adaptarse al terreno. Si tenemos suerte y hace sol, será un día fresco pero claro y con un cielo azul intenso. Eso si vas ahora, en esta época invernal del año. Es una parte de la isla muy bonita en la que se puede apreciar con claridad las lenguas de lava negra en medio de un gran verdor.
La referencia de esta circular en la Montaña de Bilma que, además de tener un gran interés etnográfico y por la importancia que tenía para los antiguos pobladores de esta parte de la isla, para mí es relevante por otra cosa muy personal. Y es que mi madre me habló de ella un día y lo hizo con tanta pasión que se me quedó grabado. Me contó que había subido a Bilma y se había sentido libre y desahogada. Es una montaña alta desde la que se puede ver todo el valle. Lo que haremos en realidad es bordear esa montaña que nos acompañará todo el camino.
Una vez te encuentras situado en el Calvario de los Baldíos puedes optar por varias rutas. O bien, dar la vuelta a Santiago del Teide, o seguir hacia el norte, llegar al Chinyero o bien tomar la ruta de Arguayo, que se encuentra a la derecha y con la que conseguirás una caminata circular.
Desde el Calvario hasta Las Manchas hay aproximadamente 2 horas más que transcurre sobre el picón de la lava. El camino está perfectamente señalizado, delimitado y raro será si te pierdes. El caminito te llevará casi sin darte cuenta hasta la carretera.
Comprobarás que vas en la dirección correcta cuando, cruzando esa carretera, veas una capillita, la del Ángel de la Guarda. Justo en la parte trasera de ese pequeño inmueble comienza un sendero de piedras que transcurre por una especie de antiguo camino real de piedras, y que baja por una parte de la Montaña Ravelo y que va a llegar hasta el Barrio de Las Manchas.
Desde ahí, hasta Santiago del Teide, ya solo queda un tramo de carretera, por asfalto, y pasar la súper rotonda del Anillo Insular. De ahí a la plaza, parada para reponer fuerzas y ascender de nuevo hasta el barrio de Valle Arriba. Circular, agradable, 4 horitas caminando. Llevadero para grandes y pequeños. Un pateo recomendable para respirar aire puro y para olvidarse un poco de la ciudad. Apuren si quieren ver la flor del almendro.
Apuren antes de que sople el viento y la lluvia las marchiten. Apuren antes de que la flor se convierta, por el arte secreto de la propia vida, en almendra. Dura muy poco ligada a las ramas. Son efímeras como los momentos de felicidad. Así que disfrútenlas. Recuerdo alguna vez meter en el arcón congelador de casa de mis padres algún ejemplar de mi flor preferida de invierno. Luego, meses después la sacaba con cuidado, en pleno verano, solo por darme el gusto de disfrutar de su presencia un minuto. Tan un solo minuto. ¿Tendremos que plantearnos hacer lo mismo con la flor de los almendros?. Algún día les contaré cual es mi flor preferida de invierno.
«…belleza efímera que se escapa en unas semanas…»
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