Buenavista del Norte es el municipio en el que se enclava el Macizo de Teno, en Tenerife. Es un área protegida y sus alrededores están repletos de paseos y rincones dignos de conocer. Hoy hemos estirado un poco las piernas, casi sin quererlo, y lo hemos hecho por un sendero que bordea la costa de Buenavista, y aunque no está concretamente en zona protegida, bien vale la pena cuidar.
Les propongo un paseo por lava volcánica que conecta la Playa de La Arena (o de Las Arenas) y la Playa del Fraile. Se trata de un sendero construido por la mano del hombre, de baja dificultad y de apenas 1 kilómetro y medio. El sendero transcurre por varios charcos y rincones en los que se pueden dar un baño. No posee comodidades o servicios algunos pero vale la pena refrescarse en los múltiples charquitos de agua salada que se forman cuando sube y baja la marea.
El camino comienza en la Playa de La Arena, cruzando un pequeño barranquillo sobre un puente que verás nada más acceder a la zona, a mano izquierda. Después de una ligera subida se encontrarán un mirador desde el que se puede otear el horizonte y además, se puede observar al detalle la zona de baño.
El sendero está totalmente indicado por la superficie de piedras. Es tan fácil como seguir el camino de «baldosas» amarillas….NO!!!! grises……No tendrán pérdida. Desde el sendero principal salen varios pequeños accesos que te llevan al mar. A lo largo de toda la caminata hay numerosos bancos donde sentarse, respirar el aire marino y descansar, si fuera necesario.
Hay muchos «pesqueros» (como los llama mi madre), rocas que salen de tierra y en las que se apuestan los pescadores tratando de capturar los peces aturdidos con el oleaje del norte. Una práctica con cierto peligro. El mar del norte es el mar del norte.
Hay una zona, más o menos a la mitad del sendero, marcado por unas esculturas en forma de vela de piedra. Justo ahí, hay un especie de plazoleta en la que, en un pasado no muy lejano, se organizaron eventos varios.
Vayas solo o acompañado nunca vas a tener un momento totalmente solitario. Durante todo el camino hay lagartos que parecen dinosaurios. Además, son muy confianzudos. Se te atraviesan a tu paso, verdes, grandes. Pobre de ti si llevas algo de comida a la vista. No dudes que se te cuelen en la mochila o el bolso si lo dejas a su alcance. De resto, habrá vegetación típica de zona de costa que, incluso, en algún rincón puede oler ciertamente desagradable.
Pasaremos por piscinas naturales interesantes como el Charco Roque o el Charco Nuevo (no me queda claro su nombre). Alguno incluso con arena en el fondo y donde se pueden hacer unos largos. No tendrán una estancia cómoda en los alrededores porque faltan tumbonas y hamacas (jejeje) pero sin duda se podrán refrescar en uno de los lugares más típicos de las islas: los charcos de roca volcánica.
También pasaremos por Playa de Las Mujeres y llegaremos a la Playa del Fraile, ambas con callaos (cantos rodados) y con un oleaje considerable. Esta última está justo debajo del acantilado de Teno, si miramos hacia arriba podemos ver el Mirador de las Monjas.
¡Ojo! este sendero se puede ampliar si se desea algo más que un simple «estirar las piernas». Se puede alargar si se extienden más allá de la Playa de la Arena hasta la Playa de Los Barqueros. Por cierto, si desean pasar algunas horas en alguno de los charquitos, lleven una colchoneta. ¿Arena? Poca, poca. Más bien piedras y superficies poco agradable para nuestras posaderas. Precisamente ahí es donde radica el encanto de este litoral solitario y negro. En sus escarpados rincones. Lava que un día, ardiente, desafió al mar.
«…es tan fácil como seguir el camino de «baldosas» amarillas….NO!!!! grises…»
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Muy bonito
Muchas gracias