Reducir, reciclar y reutilizar. Es la base de la regla conocida por las tres erres necesarias para el cuidado del medioambiente. Lo podemos aplicar a nuestra vida en general, siempre y cuando tengas un buen sistema de contenedores de separación de residuos y también se puede aplicar en nuestras vacaciones. En Filipinas me encontré varios hoteles con estas características y la verdad, no deja de sorprenderme sobre todo en un país como este enclavado en el sudeste asiático.
El Eco-Hotel Alona está en la playa del mismo nombre, en la isla de Panglao (Bohol). Tiene muy pocas habitaciones pero todas ellas tienen un mismo estilo. Nada más llegar a las instalaciones te das cuenta de que estás ante un establecimiento respetuoso con el medio. En su recepción, al aire libre, hay plantas medicinales que crecen en botellas de plástico. Sus lámparas han sido realizadas con cubiertos de plástico y sus jarrones son también de plástico reciclado.
Toda la decoración del Eco-Hotel tiene como base la madera, lo mismo que el suelo. En octubre de 2013 esta zona sufrió un gran terremoto con 7,9 grados en la escala de Richter. Cientos de personas perdieron la vida y la provincia de Bohol se vió seriamente afectada. Dicen que fue el más cruento en 23 años y más de 73 mil estructuras resultaron dañadas.
Justo tres semanas después y para terminar con lo poco que quedaba en pie, llegó un tifón, el Haiyán (también conocido como supertifón Yolanda). Bosques enteros se vinieron abajos, miles de árboles terminaron en el suelo, toneladas de madera inservible quedaron sin vida. De ahí y de la capacidad de resiliencia de Bohol nacen los principios de este Eco-Hotel. Toda ese material se recopiló con la idea de darle una segunda vida en estas instalaciones. Así mismo, y como símbolo principal, una acacia centenaria se mantuvo en pie. Bajo sus ramas se elevó este alojamiento.
La decoración, como decía antes, es fruto del reciclaje. Las lámparas del dormitorio y del cuarto de baño son botellas de cristal, los colgadores para las toallas o para el papel higiénico son ramas, colocadas adecuadamente para cumplir su función. Lavabos de madera y carteles informativos, completan un estilo que marca la diferencia con el resto de establecimientos.
No es lo más barato que te encontrarás en Filipinas pero sin duda es una oportunidad para descansar en una muy buena cama. 1200 pesos por noche pagamos en una habitación para dos. Esta es una de sus ventajas pero tiene otras cosas positivas. Te permiten pagar con tarjeta de crédito, está muy limpio y cuenta con un pequeño frigorífico.
Aire acondicionado y ventilador, cocina, y televisión plasma. Equipado con toallas y amenities. No esperes, eso sí, agua caliente. En prácticamente todos los alojamientos de Filipinas apenas la encontrarás. La verdad es que con las altas temperaturas tampoco la echas de menos y en este caso concreto dependerá de lo que puedan calentar las placas solares.
El personal es muy amable a pesar de su juventud. ¡¡Parecen menores de edad!! Aunque los filipinos en general aparentan menos años de los que poseen. Está ubicado como a 45 minutos en coche del aeropuerto de Tagbilarán y a un paseo corto de la Alona Beach y de la zona de locales de restauración.
En definitiva es un hotel cómodo y creativo. Justo durante nuestra estancia, en octubre, ya estaban preparando el árbol de Navidad y lo hacían reciclando botellas de plástico. La verdad es que los principios con los que gestionan el hotel me parecen muy acertados e interesantes. Lo recomiendo.
«…ese material se recopiló con la idea de darle una segunda vida…»
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