Nos vamos a El Pijaral. Las píjaras son una especie de helecho que crecen en un determinado punto del Macizo de Anaga. Su peculiaridad es la gran dimensión que pueden alcanzar, hasta 3 metros, y también su querencia al terreno.
Muchas de ellas forman una alfombra verde allí donde se reproducen. Donde mejor se conservan es en la Reserva Natural Integral de Los Pijarales y para entrar en ella deben, previamente, pedir un permiso al Cabildo de Tenerife porque el acceso se limita a 45 personas al día, 15 por grupo. Si te pillan sin el papel correspondiente, 601,01 euros de multa (yo también me pregunto para qué quieren 0,1 céntimo de euro).
Se trata de un pateo corto, de esos que se hacen para disfrutar de la naturaleza. Son apenas 7 kilómetros que se se pueden recorrer, con mucha calma, en 3 horas. De dificultad baja, con algunos tramos un poquito más difíciles, pero en general muy sencillo. Su gran atractivo es la alta calidad de la laurisilva que te encuentras en la reserva. La humedad de la zona ha permitido su conservación de forma histórica y bien vale la pena pedir el permiso y cuidar este punto del archipiélago, defenderlo y mimarlo.
La referencia para llegar al lugar es el Albergue de Anaga en El Bailadero. Un poco más arriba, a unos 4 kilómetros más o menos, el sendero comienza en un apartadero conocido como La Ensillada en la misma carretera TF-123. Allí se pueden aparcar los coches. El paseo se adentra en medio de un bosque muy frondoso por el que vas ascendiendo como si de una escalera natural se tratara.
Llegará un momento en el que te encuentras, a mano izquierda, una gran piedra, La Jurada, donde antiguamente se hacía carbón. Desde allí tendrás una vista maravillosa de la costa. También te acompañarán todo el camino los Roques de Chinobre y el de Anambro, son pitones fonolíticos, o sea, una especie de chimenea volcánica que ha quedado al aire gracias a la erosión.
Nos contó Track&Trekking, con quien hicimos la excursión, que hay una leyenda sobre este roque. Dicen que Beneharo, un guanche de renombre, se lanzó desde allí, para evitar la deshonra, cuando se firmó el pacto con los castellanos que favoreció la colonización de los españoles (los chungos, los godos). Cayó sobre un aceviño (o acebiño-que se puede escribir de las dos maneras) y por eso los frutos de esta planta son rojos. Por la sangre de Beneharo.
Continúa el camino y llega un momento en el que tienes que bajar unas escaleras que van a dar al Mirador Cabeza de Tejo desde donde puedes disfrutar de Almáciga, Benijos y la carretera de Chamorga. Durante todo el trayecto verás numerosos ejemplares vegetales que destacan como el tejo y la píjara pero también animalillos muy protegidos como la paloma rabiche, la turqué y muchos pinzones que casi están domesticados y que te «piden» comidita cuando te sientas en el mirador. Durante todo el sendero también te puede llegar a sorprender el gran número de babosas que hay en el suelo. Más de una se queda aplastada. !Inevitable pequeñas! Sois muy lentas.
Luego tendrás que seguir por una pista de tierra que se vuelve a adentrar por el bosque, espeso y mágico, hasta llegar a una carretera. Retomas de nuevo, justo por un sendero que se encuentra a la derecha de los carteles informativos y ahí empiezas la ruta circular casi para empatar con el mismo sitio por el que has venido.
La subida es un poco más pronunciada y puede resultar un poco complicada pero nada del otro mundo. El único inconveniente que te puedes encontrar es el barro y los resbalones. Mejor llevar bastones de apoyo para las bajadas si no te encuentras muy seguro.
Es un sitio muy bonito. Lleno de paz y de tranquilidad. Muy pocas personas se adentran sin permiso, es gratis y no cuesta nada mandar un email para obtenerlo. Vale la pena y es lugar es muy accesible. Los niños lo disfrutarán igual que los mayores. Para ellos será como estar, de veras, en un bosque encantado donde los dinosaurios, las ninfas y las hadas están a punto de hacer acto de presencia.
«…la humedad de la zona ha permitido su conservación de forma histórica…»
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Genial. Una cosa los pajaritos del mirador son Herrerillos no pinzones.
Disculpe Son pinzones.
No soy experta en ornitología. Muchas gracias por el comentario