Si hay un lugar donde se respira la esencia más pura de la Navidad, tal y como la entendemos en nuestro mal llamado primer mundo, ese es Nürnberg, en Alemania. Su fama se debe a su mercadillo navideño, con más de 4 siglos de historia y congrega, cada año, a 2 millones de turistas por estas fechas (diciembre). El ambiente es totalmente de cuento, pero de cuento de hadas. La decoración, el sonido, la gente, los puestos de venta, el frío, los villancicos…los niños. Una verdadera experiencia que vale la pena vivir en algún momento.
Se trata de una ciudad que se encuentra en la zona de Baviera, al sur del país. Tiene aeropuerto propio y hasta allí nos fuimos con un vuelo de Air Berlín directo desde Tenerife Sur por 327 euros. El aeródromo está muy bien conectado con el centro de la ciudad. Hay metro y también tren. Las distancias son relativamente cortas.
La línea U2 del metro te dejará casi en la estación central Hauptbanhof y el centro de la ciudad Altstadt. El precio del billete es de 2,5 € por persona. La parada del metro está justo a la salida de la terminal, no tiene pérdida.
Desde que llega diciembre la ciudad se llena de un ambiente al que no estamos acostumbrados los latinos. El frío, la nieve y el Adviento se unen bajo las carpas del mayor atractivo de la ciudad: el Christkindlesmarkt o también Mercado del Niño Jesús. Estuvimos allí desde el 7 hasta el 11 de diciembre y fue suficiente para llevarnos una idea clara de lo que es un mercadillo navideño de la vieja Europa.
En este caso hablamos del mercadillo más antiguo del país y tiene unas características que lo hacen especial. Normalmente abre al finales de noviembre y permanece abierto hasta el 24 de diciembre. Está ubicado en la plaza Hauptmarkt, la del Mercado, abre durante todo el día y cierra en torno a las 9 de la noche. Allí te puedes encontrar todo lo relacionado con la Navidad, desde decoración hasta gastronomía típica de estas fechas. El Mercadillo está presidido por la Iglesia de Nuestra Señora, Frauenkirche. Es de estilo gótico báltico y tiene una fachada espectacular hecha a base de ladrillos. Un edificio que se realza cuando se encienden las luces al caer la tarde.
No se preocupen por la comida porque en el mercadillo pueden pasar el día, pagar poco y no morir de hambre. Desayunar riquísimos dulces alemanes, almorzar estupendos bocadillos de carne y salchichas y cenar calentando el estómago con todo un clásico: el Glühwein, vino caliente con especias. Pagarán por la taza un par de euros y tendrán que dejar algo más como depósito que luego te devolverán cuando te lo hayas bebido. Por cierto, cuidadito. Con lo rico que está no te enteras que te están mandando un tintorro!!!
Yo me traje varias tazas para casa porque son muy bonitas y decorativas. Otro de los clásicos en Nuremberg son las galletas de Navidad, las lebkuchen, que se hacen con frutos secos, miel y cuyo aroma a canela invade toda la ciudad. Olor que se incrementa si compras un ambientador para la casa que venden en el mercadillo específicamente para los días de Navidad. Sí. La Navidad tiene un olor característico y es ese. Doy fe.
La temperatura durante esta época del año es bastante baja. Suerte tendremos si nos cae una gran nevada como fue mi caso. Es una estampa totalmente invernal que requiere abrigo y calzado adecuado para la nieve y la lluvia. Hay muchísimas callejuelas peatonales con adoquines. Tengan en cuenta que a las 4 y poco de la tarde prácticamente se hace de noche, que se cena muy temprano y que los alemanes son, como es previsible, estrictos con los horarios.
Además del Mercadillo, otro de los aspectos que hacen famosa a Nuremberg es la historia reciente. La ciudad es famosa por los juicios a la cúpula nazi. Se puede visitar el Juzgado donde se llevaron a a cabo estas vistas y también el Dokuzentrum, un Centro de Documentación donde antiguamente se concentraban las fuerzas nazis. Muy, muy interesante. Allí pueden ver fotos, disfrutar de una exposición multimedia e interactiva.
Pero en 4 días también da tiempo de ver el Castillo Imperial, en una colina, la casa donde vivió Alberto Durero y acercarnos a pueblos cercanos como Bamberg, una ciudad imperial encantadora que se encuentra a 60 kilómetros de Nuremberg y bien conectada por transporte público.
En Bamberg nos pilló una nevada brutal. La experiencia estuvo del 10!! Comenzó tímidamente pero luego fue muy copiosa y abundante. Ya saben, mientras nieva no hace frío en exceso. Lo blanco luego se vuelve barrizal…..Y la temperatura agradable luego se transforma en pelete fino. Pero disfruten si les ocurre.
Si van con niños, deberían tener en cuenta que muy cerca de la ciudad se encuentra el Parque de Playmobil Fun Park y la entrada, por cierto, es famosa por ser muy barata: 10 euros. Allí, los pequeños se divertirán con muñecos a tamaño real. En el mercadillo navideño también encontrarán todo tipo de Playmobil y las últimas novedades de este tipo de juguetes.
Por último les cuento que nosotros decidimos alojarnos en el City Partner Hotel am Jakobsmarkt. Estaba muy céntrico y nos permitió ir caminando a todos los lugares del casco de la ciudad. Tiene 3 estrellas, no tiene lujos pero es muy cómodo, limpio y coqueto.
«…el frío, la nieve y el Adviento se unen bajo las carpas del mayor atractivo de la ciudad: el Christkindlesmarkt…»
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