Cuba es una isla verde, frondosa, viva. Toda ella te invita a ver las cosas de color esperanza pero si hay un lugar en el que puedes observar toda la variedad cromática de ese tono, esa es la provincia de Pinar del Río, donde se encuentra Viñales. Esta localidad, anclada en medio de una tierra muy fértil, se localiza a casi 4 horas de La Habana. Tomamos la Autopista Central y rumbo al Oeste, con calma, …rezando para no encontrar lluvias y para que nada te interrumpa el camino. Calculen la gasolina porque en 4 horas solo encontramos 2 CUPET (gasolineras)
Nada más llegar te das cuenta que Viñales es un pueblo. Sí. Un pequeño pueblo con una calle principal. La vía Salvador Cisneros. En ella te encuentras una gran hilera de casas marcadas con la señal azul, en forma de ancla, que indica que se «rentan habitaciones». Hay más de 500 casas solo en este punto de la geografía cubana. Nosotras vimos varias habitaciones y después de regatear los precios y las condiciones, optamos por una vivienda muy chula, muy bien decorada y agradable en Casa Magaly y Miguel (Salvador Cisneros 29, malianps@nauta.cu , si prefieres llamarlos por teléfono 48793160 y su móvil 530152568585). Pagamos 18 CUC más 3 CUC por el rico desayuno (estaba muy bueno, la verdad).
Pasear por este lugar es una gozada. Al bajarte del coche percibes que es muy turístico, a pesar de que se dedica principalmente a la ganadería. Hay muchísimos restaurantes de comida internacional, gente joven paseando por la zona, extranjeros… Hay tanta oferta que incluso puede llegar a degustar comida especializada: vegetariana, italiana, española….en fin. Si quieres comer bien en Cuba: Viñales.
Es el pueblo de las casas de colores. Suelen ser viviendas modestas, de una o dos plantas a lo sumo, pero muy acogedoras. Con su porche y sus sillas mecedoras, tradicionales y de aspecto castellano. Sobre ellas, los vegueros se acunan mientras observan cómo llegamos los turistas.
Entre las visitas obligadas, las numerosas cuevas naturales que hay en la zona del Valle. La Cueva de los Peces, la Cueva Palenque, la del Indio y la del Silencio (entre otras). En ellas te puedes dar un chapuzón en lagos interiores de aguas gélidas. Excursión a caballo por el Valle de Los Mogotes, en pleno Parque Nacional de Viñales, en la Sierra de los Órganos. Es un paisaje espectacular. Sorprende poder observar esas grandes paredes de piedra erosionada por el paso del tiempo en medio de un gran valle verde. Un lujo, disfrutar del trotar del animal. Si no saben montar, tranquilos. Van acompañados por un guía que te va indicando cómo hacerlo.
Nosotras optamos por la destreza de Adriel Cabeza, un joven cubano (que bien podría pasar por sueco, por lo rubio y blanco). Si les interesa, su teléfono es el 58540091. Si el caballo te da miedo, no te preocupes, se puede hacer a pie. Durante el camino (verde, verde y… verde) vas pasando ciénagas, agua, barro, vegetación tropical, palmeras, guajiros cultivando café…..sí, café y también tabaco. Si quieres ver cómo se cultiva, cómo se cosecha, y cómo se elabora un buen habano…..Viñales es el lugar ideal.
Aquí se concentran las grandes plantaciones y seguramente te ofrecerán comprar algún mazo de tabacos (infórmense porque no siempre se puede pasar por el aeropuerto). La excursión nos costó 30 CUC y durante 4 horas recorrimos el valle, nos paramos en un secadero de hojas de tabaco, entramos a una cueva y trotamos. Trotamos tanto que pensé que perdía mi cámara, mis pendientes, y también los dientes.
Nos sorprendió una tormenta y tuvimos que correr como nunca pensé que lo haría. ¡Qué experiencia! ¡Qué experiencia! ¡Bárbara!. El aguacero nos pilló a medio camino. El agua nos empapó totalmente. Pero era eso, simplemente agua y no ácido sulfúrico. Aprendes a disfrutar de la lluvia, de los pies mojados, de las pantorrillas embarradas hasta la rodillas. En fin. Si tienen oportunidad, no la pierdan y disfruten de la experiencia.
Con respecto al momento tabaco, (por cierto….qué rico está, mojando su extremo en miel), los campesinos te cuentan cómo secan las hojas, cómo forman los habanos, cómo logran que tengan más o menos nicotina quitándole la raíz, cómo el Estado recoge el 90 por ciento de la cosecha y controla absolutamente toda la producción, y también cómo se da la primera calada para disfrutar del buen fumar. La foto: los secaderos con sus altos techos de paja seca y los guajiros con sus sombreros de ala ancha, con su puro encendido y degustando un humo que, lejos de ser molesto, es incluso placentero. Sin prisas, sin presiones.
En el centro del pueblo tienen el «parque» (la plaza), el único punto de conexión a internet, la discoteca de Polo, los mojitos de La Colonial (2,50 CUC cada uno) y las ricas ensaladas del Restaurante El Barrio. Si tienen la oportunidad y no están muy cansados, pasar a tomar algo y mover el esqueleto en la Casa de la Música.
A 1 hora de Viñales se encuentra el Cayo Jutía y el Cayo Levisa. A este último tienes que ir en barco y los cubanos no tienen acceso ( el estado, osea, los Castro, creen que los locales pueden huir desde ahí hasta Miami…). Nosotras, por tiempo y planificación optamos por el primero de ellos. Cayo Jutía. Es un lugar paradisíaco donde te puedes encontrar con cubanos disfrutando de la playa.
En el punto de llegada a la zona te encuentras un bar donde puedes comer y tomar algo, hamacas y todo lo previsible. Si optas por escapar de lo clásico, y alejarte un poco, descubrirás la belleza de una playa totalmente virgen, con aguas azules, troncos de árboles que se entrometen, desafiantes, en la orilla. Cangrejillos que asoman sus hocicos con descaro, un litoral cálido y caribeño…en fin, todo aquello que esperas encontrarte tras leer los catálogos de viajes de ensueño. También te encontrarás, lo que no te dicen, jineteros que te desnudan con la mirada, pero con pasar de ellos y no hacerle caso, tienes.
Si buscas en internet, te ofrecen como lugar turístico por excelencia en Viñales, el Mural de la Prehistoria. 120 metros de pintura. A ver….si pueden hacer otra cosa, pues yo la haría. Se trata de una pared de piedra pintada a modo de mural sobre la evolución del ser humano, pero no es nada del otro mundo, sinceramente. Se encuentra ubicada muy cerca de un camping y es obra de Leovigildo González.
En Viñales hay una CUPET, aprovechen para repostar y llenar el coche de gasolina antes de seguir el viaje. Entre este punto y La Habana hay muchísimos pequeños pueblos. Nosotras nos paramos, a 80 kilómetros de la capital cubana, en Candelaria, un pueblo fundado por canarios. Muy pequeño, con una plaza central.
Se dedica principalmente a la ganadería. Nuestra visita a este punto fue casi por curiosidad. Habíamos oído hablar de ella y, quizá, quién sabe, nos podríamos encontrar allí a algún antepasado. Pero no. Solo encontramos música pro-revolución a tope y las canciones de Silvio Rodríguez a toda mecha en medio del pueblo.
«…nos paramos en un secadero de hojas de tabaco, entramos a una cueva y trotamos…»
Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. Más información
Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.
Estupenda descripción de un lugar q invita al idilio