De viaje, también vamos al baño…

Es la parte menos agradable de los viajes, sobre todo si son destinos, digamos, diferentes, alternativos. Pero no deja de tener su gracia saber enfrentarse a determinados espectáculos escatológicos. Muchos presumimos de ser escrupulosos hasta que dejamos de serlo. Como todo, es un crecimiento personal.

Baños de mujer y hombre en Marrakech

Los baños, cuando viajamos, pueden ser muy diferentes a lo que estamos acostumbrados. Yo me he encontrado algunos curiosos y por eso se los voy a mostrar. Ir al lavabo se puede convertir en una tarea difícil aunque siempre nos queda la alternativa de ir tras un árbol….si estás en el campo. Como te pille el apretón en la ciudad, tendremos que echar mano de la imaginación.

¿Cisternas?

Las características de los lavabos tendrán mucho que ver con la cultura de cada pueblo. Tanto o más que la cultura influye la religión. Por eso, en los lugares donde se practica la musulmana, además de no orinar o defecar en dirección a la Meca, ellos también evitarán baños comunes.

Sí. Es un baño

Eso de estar todos juntitos haciendo pis como si fuera un equipo de fútbol está prohibido por el Corán. En estos lugares no se sorprendan si encuentran un grifo con una especie de ducha.

Ese punto hortera del baño turco

La higiene es obligada después de ir al baño. La verdad es que, aunque al principio, resulta chocante, ya conozco muchas personas que han instalado este tipo de wc en sus casas. No deja de ser raro pero muy práctico.  Viene a ser algo similar a nuestro antiguo bidé.

Si lo encuentras limpio, seguro que serás feliz

El chorro sale a presión y desde luego arrastra con todo los residuos que se resistan. Y te dejan una magnífica sensación de frescor. Me lo encontré en Marruecos, en Turquía y en otros lugares de práctica musulmana. Y aquí, en estos baños, apenas encuentras papel higiénico. La mano izquierda hace los honores.

Lávese los pies…en la calle

Para dejar nuestros desechos naturales solo hace falta una cosa: que te entren ganas. Eso es lo imprescindible. Luego está lo necesario: un baño que te ofrezca cierta intimidad y limpieza. Pero esto no me ocurrió con mucha frecuencia en Tailandia donde tuve que aprender las artes de la puntería. Las sentadillas, durante un mes, fueron constantes por dos motivos principales.

Asiento innombrable e inexplicable

Uno, por la falta de higiene en la mayoría de los lugares y otro, porque en muchas ocasiones el nombre de WC se limitaba a un hueco en el suelo. Lo que no faltaba, eso sí, era un pequeño estanque lleno de agua y un cazo que hacía las veces de cisterna. Algunos estaban construidos en cabañas, con el cielo por techo, otros, simplemente  eran un improvisado intento.

Momento cazo, momento indonesio

Lo más característico en Indonesia es tener la mitad del baño bajo techo y la otra mitad al raso. Si te entran ganas de hacer pis en medio de la noche tendrás que enfrentarte a todo tipo de bichos, palomillas, polillas y demás. Ahora, el baño está de lo más aireado. Puedes hacer tus cosas duras sin peligro de que que se quede estancado el aroma.

El concepto de ducha es amplio

Lo cierto es que el tema de la ducha es bastante excitante. Pensar que pasa un avión  y te ve en paños menores…Se puede acentuar cierta tendencia exhibicionista en algunos viajeros. Al principio es chocante pero luego te acostumbras.

Una ducha bajo las estrellas…o bajo el sol

Hay lugares en los que no está delimitado el espacio de la ducha y este se confunde con el inodoro. Puedes estar literalmente «sentado en el trono» mientras te das una ducha. Aprovechan el espacio a lo máximo. En otros lugares me he encontrado una especie de tanquilla de donde se saca el agua para el wc y al mismo tiempo la usas para la ducha.

Un agujero en la tierra…

Otra cuestión a tener en cuenta. En lugares de costa, sobre todo en Asia, te puedes encontrar con que el agua de la ducha tiene un cierto sabor salobre. No es que la probara, nada recomendable hacerlo, sino que el gel o jaboncillo apenas hacía espuma. La verdad es que por mucha ducha que tomes nunca tienes la sensación de estar verdaderamente limpia.

Limpitos y con chorrito en Dubai

En París, con mi amiga Cristina, siempre recuerdo aquella experiencia con los baños públicos. Los parisinos, que van 8 pasos por delante del resto, ya tenían inventado hace 20 años los servicios públicos autolavables en los que, sin solicitarlo, se ponía en marcha un innovador sistema de autolavado e higiene a tope. Pobre si te quedabas dentro del habitáculo. Salías chorreando. Son cosas de la vieja Europa. Si van a Londres no olviden que la bañera siempre estará separada del WC.

Baño con buena ventilación en Amed, Bali

Lo normal, cuando nos vamos de viaje es tener ciertos problemas estomacales. El cambio de hábitos, los alimentos distintos, los horarios, hasta incluso la emoción del viaje pueden afectar a nuestras rutinas. La novedad puede ser…si hoy fuiste muy «blandito» o…. está tan «duro» que se hincha la tripa. Por eso, no está de más meter en el botiquín algún laxante y algún astringente, por lo que pudiera ocurrir.

Baños para ellas

En mi mochila tampoco faltan las toallitas húmedas. ¡¡¡Benditas toallitas!!!. Y tendrá que ser una cantidad ingente de ellas porque hay países en los que no se encuentran tan fácilmente. En Cuba, por ejemplo, donde el papel higiénico no abunda precisamente, no las encontrábamos. Nunca pensamos, la Santana y yo, que tuviéramos que robar rollos de papel cuando aparecían gentilmente ante nuestros ojos. También tuvimos el momento racionar las toallitas que habíamos llevado desde España.

El chorrito de los países musulmanes

Depende de donde vayas los baños serán más o menos occidentales, adaptados al turista, pero no esperes que todos tengan los amenities a los que nos tienen acostumbrados en los complejos hoteleros de España. En muchos faltan cosas que, en determinadas situaciones, no dejan de ser secundarias como por ejemplo el secador. Al final te acostumbras.

Servicios y ducha…en el aeropuerto de Qatar

Este post nace después de una conversación con un amigo, que me decía lo que le costaría adaptarse a esta incertidumbre de dónde vas a tener que dejar caer tus «cositas». La verdad es que son pequeños inconvenientes que acompañan a todo viaje pero que se suplen con normalidad porque se trata, precisamente, de lo más normal del mundo. Tengo mil quinientas fotos de baños impensables, de letrinas que no saben lo que es una gota de lejía. En fin. Todos tenemos historias de culos, pedos, cacas y pis. Son las más divertidas, como esta foto de mi pelo sin suavizante ni mascarilla capilar.

«…muchos presumimos de ser escrupulosos hasta que dejamos de serlo…»